Que pase cerca de mí
(otra vez)… y yo la vea en blanco y negro,
rendido de nostalgia,
con los labios derretidos
de ganas de besarla…
Si ella volviera a aparecer,
en el loto de una plaza escondida,
yo regresaría a caminar sin prisa,
por veredas verdes,
y la llevaría de la mano
sin poder creerlo,
en el rosedal subterráneo
de mis sueños,
hasta sentir la angustia
de perderla.
Otra vez un oleaje de rosas
y una trinchera de espinas,
un puñal con mis ilusiones
a la vuelta de la esquina,
un amor que vive fuera del tiempo,
un pez que me llama
bajo el suelo,
y este fuego de laberintos
que da vueltas,
mientras mis besos
se suicidan.
Mauricio Escribano
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