Remliw Ateluz es profesor de un Seminario de Argumentación en la Universidad de Aiuqoitna. Desde el primer día de clase le dijo a sus estudiantes lo siguiente: en mi asignatura refutaremos la siguiente proposición: “no se puede hablar racionalmente de fútbol, de política, de religión y de amor”. La mayoría de sus estudiantes creía que esta tesis de Remliw era un caso perdido; no obstante, cada día les ha mostrado que es viable, razonable y argumentable. Cierto día se desató una acalorada discusión entre dos de sus estudiantes, ya que Sinforoso Deslumbrado dijo que “el Deportivo Independiente Medellín es el mejor equipo del Departamento de Aiuqoitna y que el Club Atlético Nacional es el peor”; mientras que Arnobio Clorofílico expresó exactamente lo contrario. En este sentido, el docente Ateluz motivó a ambos estudiantes para que argumentasen sus puntos de vista, ya que de esa manera se podría apreciar quién usa más argumentos correctos, o quién usa más falacias informales para sostener su tesis.
Sinforoso: el Deportivo Independiente Medellín (DIM) es lo mejor de Aiuqoitna, porque es el equipo del pueblo y la voz del pueblo es la voz de Dios (Vox Populi Vox Dei).
Arnobio: el Atlético Nacional es lo más grande de Aiuqoitna, puesto que ha ganado 11 títulos locales, 5 internacionales y tiene mayor número de hinchas no sólo en Aiuqoitna, sino en todo nuestro país Aibmoloc; en cambio, el DIM apenas tiene 5 títulos locales (uno de ellos comprado). Además, no posee títulos internacionales y para acabar de ajustar se hace llamar el equipo del pueblo y sus hinchas nunca llenan la Tribuna Popular Norte.
Remliw: antes de que continúen en su disputa, haré un comentario sobre el tipo de “argumentos” que cada uno ha usado. Empezaré con lo expresado por Sinforoso: decir que un equipo de fútbol es el mejor de su región sólo porque tiene mayor número de hinchas se constituye en una Falacia ad Populum, en tanto que no necesariamente la cantidad se corresponde con la calidad, ya que una cosa es “la voz del pueblo como base de la autoridad del poder público” y otra es argüir que un equipo de fútbol es mejor simplemente porque lo siguen más personas; además, en el intento de argumentación de Sinforoso no se explicita cuáles son los criterios ni los indicadores para medir “el mejor equipo” de nuestra región, por eso su proposición también se basa en una Falacia de Vaguedad; aunque si se aprecia lo argumentado por Arnobio: se nota un criterio cuantitativo para medir por qué su equipo es mejor que el otro en el ítem de títulos obtenidos; sin embargo, en su última proposición también se apoya en otra Falacia de Vaguedad, ya que no demuestra con cifras el supuesto hecho: “los hinchas de Norte nunca llenan dicha Tribuna”. De ahí que el adverbio de negación “nunca” sea a veces comprometedor y absolutista, porque no es lo mismo decir “casi nunca ocupan por completo la Tribuna” que expresar de manera tajante “nunca llenan la Tribuna Norte”.
Sinforoso: ¡qué pena profesor! Pero, para mí, tanto Arnobio como usted están equivocados, porque todos somos diferentes, tenemos derecho a opinar, por tanto, yo opino que mi DIM es lo mejor y que esa “pichurria” de Nacional es lo peor: ¡ÉSTA ES MI “VERDAD”! No tengo por qué cambiarla, pues cada quien tiene su “verdad”.
Arnobio: ¡Pichurria es su madre y su rojo perdedor! ¡Sinforoso, respete a mi verde o no respondo por mis actos!
Remliw: ¡moción de orden, señores! Porque de lo contrario este debate se nos saldrá de las manos, por favor muchachos no recurran a las Falacias Ad Hominem que sólo sirven para descalificar y no para argumentar correctamente. Si sus argumentos son lo suficientemente fuertes no tienen por qué agredir verbal o físicamente a la otra persona, recuerden lo que prescribe el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones”1. Además, en toda discusión razonable la única fuerza debe estar en los argumentos y no en las personas, ni en sus voces. Este desorden empezó con la intervención de Sinforoso, quien relacionó causalmente dos proposiciones inconexas: ¿cuál relación causal tiene nuestra aparente “equivocación” con el Derecho Universal a opinar y con la diversidad humana? Ninguna. Acá se habían presentado argumentos y otras Falacias en torno a dos tesis específicas y contrarias, por tanto, las proposiciones que acabó de plantear Sinforoso se desvían del hilo conductor de nuestra conversación, esto se dio porque él cayó en la Falacia de Autoexclusión, por un lado; así como en una Ad Hominem, por el otro, en donde se dicen lugares comunes como: “cada quien tiene su verdad, todos opinamos distinto, todos somos diferentes, pichurria su madre”, entonces si esto es así ¿para qué discutimos si cada uno se cerrará a su parecer y sólo se dedicará a insultar? Asimismo, el concepto de opinión no se reduce a decir “yo digo lo que se me dé la gana, ésta es mi verdad y nunca cambiaré”, sino que el Derecho a opinar llega hasta dónde empiece el de los demás. En última instancia, el adjetivo descalificativo “pichurria” no PRUEBA cuál de los equipos es mejor, ni tampoco cuál de ambos es perdedor. Por lo tanto, los invito a que se preocupen por fundamentar sus opiniones para que sean razonables y creíbles, de modo que se empiecen a convertir en argumentos válidos.
Sinforoso: profesor Remliw, yo me calmo, pero si Arnobio vuelve a insultar a mi equipo o a mi madre tampoco respondo por mis actos.
Arnobio: lo mismo digo.
Remliw: calma muchachos, les reitero que la clave de un debate está en el respeto entre las personas, cuando éste se pierde se recurre a descalificaciones e incluso a peleas violentas e ilegales que atentan contra nuestros Derechos Humanos y Universales. Más bien replanteen sus argumentos iniciales y repiensen por qué un equipo podría ser mejor que el otro; pero con argumentos sólidos en los que prime el respeto por la otra persona.
Sinforoso: el DIM es mejor que el verde, porque en la única final que hubo entre los dos equipos el rojo le ganó… Ja, ja, ja… ¿Amigo Arnobio, recuerdas aquel 27 de junio de 2004 cuando fuimos campeones en tu cara?
Arnobio: ja, ja, ja… Esa no fue la única final entre el Atlético Nacional y el DIM, el 19 de diciembre de 1994 ya les habíamos ganado 1-0 con gol de Juan Pablo Ángel y pase gol de Víctor Hugo Aristizábal: ¡Nosotros fuimos primero campeones en su cara!
Sinforoso: ja, ja, ja… Pero esa final no fue directa, ya que mi DIM no tenía posibilidades de ser campeón en aquel 1994 y además en esa época la final no era entre dos, sino entre cuatro: eran cuadrangulares; en cambio, en el 2004 ustedes llegaban con posibilidades de ser campeones al igual que nosotros, era una final directa entre ambos equipos y les ganamos… ¡Nunca olvides aquel 27 de junio!
Arnobio: ja, ja, ja… A los hinchas de Nacional, no nos importa si la final de 1994 fue directa o no, tampoco nos importa que ese hermoso día el DIM hubiese estado eliminado en la última fecha, ni que en esa época fuesen cuadrangulares finales, sólo nos interesa que aquel 19 de diciembre dimos la vuelta olímpica en su cara, en nuestro estadio, con nuestra gente, que ajustamos nuestra sexta estrella y que el DIM nada pudo hacer para evitarlo… ¿Por qué será que hinchas del DIM -como usted- valoran más la final que nos ganaron, en el 2004, que la final que le ganaron al Deportivo Pasto en el 2002, después de 45 años de no salir campeones? Porque nosotros –verdolagas y reyes de Copas en Aibmoloc- somos muy importantes para ustedes, de ahí que sus mayores triunfos sean nuestras peores derrotas; por el contrario, nuestros mayores triunfos nada tienen que ver con ustedes ni con el DIM; por ejemplo, la gloriosa Copa Libertadores de América de 1989 ha sido por mucho tiempo el mejor triunfo y el mayor orgullo del fútbol colombiano en su historia.
Sinforoso: ja, ja, ja… Esa Copa Libertadores de 1989 es un robo, porque el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria le pagó a todo mundo –a árbitros y a jugadores- para que se las dejara ganar. Es más ustedes tienen 10 títulos locales y 5 internacionales comprados: ustedes no son el Rey de Copas, sino el Rey de Compras, ustedes no han podido probar que ganaron esas Copas legalmente: las últimas veces que han quedado campeones es porque sobornan a los jueces y ellos les dejan hacer goles en fuera de lugar y les pitan penales inexistentes.
Arnobio: ja, ja, ja… Me encanta cuando los del DIM sangran por la herida de la “superlativa” envidia, como nunca han ganado una Copa Libertadores, como posiblemente nunca nos podrán alcanzar en estrellas ni en títulos obtenidos, como nunca los invitan a torneos de quinta como la Mercopobre… Entonces dicen que todo lo nuestro es robado o en el mejor de los casos comprado. ¿Pablo Escobar Gaviria compró la Copa Libertadores de 1989 para nuestro equipo? Ja, ja, ja… Éste es uno de los mejores chistes que he escuchado, empezando porque él era hincha del DIM y no del Atlético Nacional. Además, ustedes no tienen pruebas de que nuestros títulos han sido obtenidos de manera ilegal; en cambio, esa final de 2004 que nos ganaron –y de la cual tanto se jactan- sí está en duda, de hecho ya se comprobó que el árbitro que dirigió ese partido estaba comprado para que favoreciera al DIM. Por lo tanto, ustedes no han podido demostrar que lo ganaron legalmente, así que dejen de sentirse orgullosos por eso.
Remliw: ¡moción de procedimiento! La discusión de ustedes se ha convertido en una verdadera disputa; sin embargo, valoro el hecho que ya no se ataquen tan directamente y que hagan uso de un poco de diplomacia y de burla irónica. Por otra parte, sus discursos han recaído en distintas Falacias de Ambigüedad y de Atingencia; en primer lugar, ambos intentan probar que su equipo es mejor simplemente porque le ganó un partido final al otro y porque fue campeón en su cara, este error en la “argumentación” se llama Falacia de Accidente y se da cuando desde un caso particular –casi siempre aislado- se pretende medir el todo; en segundo lugar, el discurso de ambos declina en una Falacia Ad Ignorantiam, porque cada uno pretende tirarle la carga de la prueba al otro, es decir, Sinforoso dice que la Copa Libertadores que ganó Nacional es ilegal simplemente porque no se ha demostrado que es legal y porque sugiere –sin probarlo- que fue comprada por Pablo Escobar Gaviria; a su vez, Arnobio afirma que el título que ganó el DIM, en el 2004, es ilegal simplemente porque se investiga al árbitro por estar supuestamente comprado y no porque su actuación haya incidido en el resultado de la mencionada final. Por todo lo dicho, los invito a que defiendan sus tesis desde argumentos más probables y comprobables y no desde la especulación ni desde sus caprichos subjetivos.
Sinforoso: profesor Remliw, sé que Arnobio y yo hemos caído en diversas Falacias Informales; pero usted debe entender que ambos defendemos a capa y espada a nuestro respectivo equipo. En mi caso, yo doy la vida por el “Poderoso” DIM, porque es el Rey de nuestros Corazones, porque es un Club “grande” y además ya casi ajusta 100 años de existencia.
Arnobio: estoy de acuerdo con Sinforoso en que cada uno debe defender lo suyo; aunque nunca he podido comprender por qué al DIM le llaman “Poderoso de la Montaña”… En mi casi total ignorancia idiomática entiendo que “Poderoso” es un adjetivo que viene del verbo poder; pero sinceramente no puedo creer que un equipo “Poderoso” y “lleno de poder” como el DIM se haya demorado 45 años para ser campeón y que, además, creyéndose grande sólo tenga cuatro títulos locales y cero internacionales… Ja, ja, ja…
Sinforoso: ¡me importa un pepino lo que digan las gallinas de Nacional; pero el rojo siempre va a ser el “Poderoso de la Montaña” y el equipo que se llamará como nuestra ciudad!
Arnobio: ja, ja, ja… Si no le interesa lo que digo, entonces para qué me responde y en ese tono tan fuerte y tan agresivo. Ahora bien, supongo que por ignorancia y por costumbre al DIM le seguirán diciendo “Poderoso de la Montaña” y “Equipo grande de Aibmoloc”; sin embargo, todos sabemos que no es así. Por el contrario; el nombre de mi equipo sí es digno: Club Atlético Nacional, porque es evidente que tenemos más dinero y mejores instalaciones que el DIM, por ende, no somos un simple equipo de fútbol, sino un verdadero Club. Asimismo, nuestros jugadores son atléticos y excelentes futbolistas y, en última instancia, somos Nacional en tanto que no sólo representamos al Valle de Aburrá y a Aiuqoitna, sino que representamos a toda la Nación de Aibmoloc. Esto se demuestra cuando nuestro equipo va a la capital del país y llena medio estadio e incluso en la mayoría de las plazas de nuestra patria llenamos tribunas y se ven nuestros escudos en varios departamentos; en cambio, el DIM sólo tiene seguidores considerables acá y eso que son minoría… Si nosotros somos “gallinas” es porque tenemos más plata que ellos que son “indigentes”… Ja, ja, ja…
Remliw: estimados amigos, valoro que reconozcan sus Falacias; no obstante, aún veo que la mayoría de sus proposiciones son falaces y agresivas. En este sentido, el adjetivo “Poderoso” los ha conducido a una Falacia de Anfibología, ya que cada uno entiende dicho calificativo como le conviene y los dos se aprovechan de la vaguedad generada en dicho término. Para Sinforoso, el DIM es “Poderoso” porque, pese a estar 45 años sin ser campeón, aún sigue siendo un equipo importante en un sector de nuestra ciudad; por el contrario, Arnobio valora el concepto de “Poderoso” en términos de títulos ganados, he ahí el por qué del debate erístico entre ambos. Por tanto, ambos tienen relativamente la razón en este punto. Por otro lado, la explicación que da Arnobio del nombre del Club Atlético Nacional es razonable, porque lo argumenta con cierto rigor morfológico y filológico, de ahí que no tenga más objeciones en ese caso; aunque el hecho que se digan “gallinas” e “indigentes” no sólo se constituye en una Falacia Ad Hominem y en una hermosa metáfora, sino que también se convierte en una Falacia Ad Crumenam, en tanto que se cree que un equipo es mejor o peor porque sus hinchas o porque el uno tiene más dinero que el otro. Si esto fuese cierto, los equipos llamados “chicos” nunca hubiesen salido campeones… Muchachos, ahora jugará Envigado contra Junior y nosotros tres queremos que gane el naranja, así que la clase se acabará en pocos minutos, antes de lo acostumbrado y de modo que podamos llegar a tiempo al Parque Estadio Sur.
Sinforoso: sí, profe, como el verde quedó de penúltimo ahora a sus hinchas les tocó hacerle fuerza al Envigado… Ja, ja, ja… Mentiras, ojalá que gane el Envigadito, porque el naranja es el único representante de Aiuqoitna en el torneo profesional de nuestro país.
Arnobio: ja, ja, ja… Sí, profe, el rojo siempre nos gana: nosotros quedamos de penúltimos con 16 puntos y ellos por derrotarnos quedaron de últimos con 11 punticos, vamos a ver el partido y si Envigadito gana comemos sancocho de cola con tiburón barranquillero… ¡Junior, Envigado es tu papá Ja, ja, ja…! Lo único que me une con los del DIM es el hecho de hacerle fuerza al naranja para que clasifique a la final.
Remliw: por fin ustedes se ponen de acuerdo, así sea mediante una Falacia Genética, cuyo poder radica en hacerle fuerza al Envigado para que gane hoy, sólo porque surgió en Aiuqoitna. En última instancia, me parece que temas como el fútbol, la política, la religión y el sexo siempre (o casi siempre) generarán opiniones diversas que deben ser argumentadas y, por ende, dichas concepciones no se deben imponer mediante la fuerza física ni verbal. Ésta es una invitación para que convivamos de manera más pacífica en los estadios y para que lleguemos al nivel de debatir sin irrespetar a las personas. Hasta la próxima clase, muchachos.
Sinforoso, Arnobio y Remliw se fueron al Parque Estadio Sur a ver jugar al querido Envigadito, de hecho salieron muy felices porque el naranja le ganó 1-0 al Junior (con un golazo del “camello” Jorge Horacio Serna en aparente fuera de lugar). Esto es lo más hermoso del fútbol que puede unir –y no sólo separar- a personas en guerra e incluso a países antagónicos, como sucedió en el Mundial de Francia 98 cuando se enfrentaron Estados Unidos e Irán. ¡Qué viva por siempre el Deporte Rey: el balompié!
FIN
AUTOR: Wilmer Zuleta: wazuleta@gmail.com
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