Unas palabras bien cantadas son como música para mi imaginación
sinestésica profunda que vuela en lo alto de la percepción
de ese recuerdo abstracto, guardado en la caja negra del avión.
A su sonido lo miré, y a sus poemas los teoricé
terror, escalo frío, fuego eterno o calor
si no comprendo lo que dices, es porque la lira me atrapó.
La lira me ha atrapado en su infinito pitagorizado,
entre su ejército de números y acordes que parecen endemoniados.
Sí, mi amada lira
la memoria te supo acobijar
jamás aplique la ira
lírico fue mi amar
tú eras la reina a quien contemplar.
La música no es como la pintura y su arte congelado
ella pasa de largo con su infinito conglomerado.
Entre la lira y la lírica pude escuchar la voz de un sonido encantador
ellas edificaron los cimientos para creerme un soñador
ellas me enseñaron que un envase puede contener sentimientos con encaje
y que un artista frustrado puede poseer muchísimos talento en su forraje.
La poesía es tan fácil, pero tan difícil al momento de la elección, porque el que no es poeta seguro es cantor, vinculando los sentimientos con la expresión del autor, autor de la música y de la bella creación.
El mundo gira, gira
el Hombre puede conocer el amor
el cambio me admira
sucesivo es nuestro clamor
en un sueño creativo de color.
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