Transcurría el año 2020, una delicada avecilla asoma sus ojos vivaces y su piquito color oro posada en amarillys de primavera donde halla su entorno de paz que requiere, el hombre la ha maltratado desde muchos años atrás, persiguiéndola con escopetas y hasta con revolver, creándole además sonidos de halcones para ahuyentarla de su hábitat y del ciclo cotidiano de su vida.
Las amaryllys con la avecilla
parecen conformar un singular matrimonio y ambas traen alegría a este hogar que
no es mas terrícola en dulce marcha de afecto.
Julia del Prado (Perú)
Diciembre 2, Lima
No hay comentarios:
Publicar un comentario