Socorro paseaba por las calles empedradas de San Miguel Allende generalmente a las 5.30 de la tarde a sus mascotas Terry y Buffi, el primero un pastor alemán, la segunda una adorable pekinesa. Ella era una mujer solitaria y les prodigaba cariño y buena alimentación. Vivían en esta casa señorial también dos gatitos Lucy y Tancredo a los que la amable dama les permitía subir a su cama y a sus sillones de sala, mientras les acariciaba el lomo; ronroneaban con ese placer gatuno tan particular.
Un día de tantos llegó a visitarla un vecino de nombre Jonás
que además era el Jefe de la Comisaría del pueblo. La aldaba de color verde
esperanza sonaba: -Toc, toc, toc. Socorro presurosa abrió la puerta. Jonás
ingresó, charlaron un ratito y él quedó un tanto atónito al ver que en todo el
perímetro de este hogar sólo había cueros y más cueros de estos animalitos.
Julia del Prado (Perú)
dic. 2, 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario