Existencia exigida que nadie puede explicar.
Éste vértigo interior que hunde la razón en un abismo de reflexión.
Solo en el mundo aislado de la totalidad.
Dios se esconde tras la eternidad y a ese camino extenso no lo puedo
alcanzar.
Huye, huye y se va, la vida pasa de largo en su contingencia real.
La miseria envuelve al hombre y muchas veces el vértigo nos enamora
haciéndonos temblar.
Estéril como un desierto, la existencia es nada y la nada es la negación
de la existencialidad.
Al pensar en todo esto mi conciencia es víctima de una cierta realidad,
donde el vértigo se hace dueño de la vivencia existencial.
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