Seduces mi mirada
invades el olfato,
dentro de mi boca
te derrites sutilmente,
mis glándulas evocan
un océano de deseos.
Afrodisiaco sabor
que noche y día yo anhelo
dibujo en mis horas,
una y mil formas de comerte.
Acariciarte con mis labios
lamer tus contornos lentamente,
terminándote a mordidas,
derramando en mi boca
del licor de tus placeres.
Al final es un orgasmo
Saborearte en mi mente
con ganas de tenerte
en mis manos, en mi boca
oh¡ bombón de chocolate
te deseo …en mil formas
nuevamente
Morus
María, está quieta sentada en el
sofá frente a él. Se muere de ganas pero siempre le enseñaron que eso no se
hace. Siente como el deseo la inunda, las reacciones de su cuerpo y piensa que
no podrá resistirlo, que se lanzará hacia él en cualquier momento. Pero no, no
puede hacerlo, no debe de hacerlo.
Lo mira, ni siquiera está atenta
a lo que el hombre le está contando desde el otro lado de la mesita. Se imagina saboreándolo lentamente, lamiéndolo
despacio, deshaciéndolo con su lengua. Siente una oleada de placer que se
agarra a su estómago. Quiere ser su dueña, daría cualquier cosa por chuparlo,
saborearlo hasta el final. No puede evitar humedecer sus labios con la lengua
hambrienta de él. ¡¡¡Cómo lo desea!!!
Pero no, no puede, ¿qué diría su
madre desde esa foto que la mira encima de la repisa? Siempre su madre, siempre
la señorita bien educada. El dolor y la rabia la inundan. No quiere mirarlo o
no podrá resistirse por mucho tiempo. ¡¡¡Le odia!!! Odia al hombre que la
acompaña. Acaba de comerse el último bombón que había en la bandeja. Estúpido
egoísta.
Magdalena Marquéz
No hay comentarios:
Publicar un comentario