Entre la vid y la vida... está el vino.
Cabernet o merlot, zinfandel, chardonnay, o rosé.V
Vino que en barriles se añeja para ser al final, lo sé,
ricamente absorbido por el exigente paladar...
es su destino.
Los años del vino vienen hoy a mi mente,
porque asi como el vino, mi vida también se añeja
para el deleite de mi público presente y ausente.
Pero hoy más que antes, me vida asi como el vino,
se consume por lentos sorbos, delicadamente bebidos
en cada uno de mis versos suaves, tiernos y prohibidos..
Mi vida como el vino se degusta en familia,
entre amigos, entre el amor y el rencor de quienes sin saberlo,
se quedaron atrás, sin saborear sus años y menos,
el néctar de la vid.
Quizas se perdieron en otro mundo antes de añejarse,
quizás su destino los consumió entre selvas de rascacielos,
o en medio de los tsunamis de otros universos de anhelos.
Por eso, entre la vid y la vida, yo sigo como ayer, y como el vino,
añejando los años para disfrutar del inmediato porvenir
antes de que llegue el dia de ser consumido por la vida...
es mi destino.
Salud!!
(En la víspera de otro cumpleaños, el número 65)
Roberto Rodríguez Flores
Desde un rincón de los viñedor de Napa, California
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